NOTICIAS | VIDA
Monumento al perro callejero, Empatía. En honor a Malchik, el guardián de la estación de Mendeleyevskaya
Monumento al perro callejero, "Empatía". En honor a Malchik, el guardián de la estación de Mendeleyevskaya

Oferta Especial

Sí, los perros callejeros de Moscú han descubierto la manera de utilizar el inmenso y complejo sistema de trenes subterráneos de la ciudad. Suben y bajan con total normalidad en sus paradas regulares. Tanto, que los humanos que les rodean, están tan acostumbrados a ellos, que rara vez parecieran percatarse de su presencia.

“En Moscú hay todo tipo de perros callejeros. Pero, de seguro... no hay perros estúpidos”, comenta el Dr. Andrey Poyarkov, un biólogo que ha estudiado los perros callejeros de Moscú durante 30 años.

Nada menos que 35.000 perros vagabundos viven en la capital de Rusia. Se pueden encontrar por todas partes, desde los mercados hasta los sitios de construcción de galerías subterráneas, tratando de sobrevivir, rebuscando comida.

Tomar el Metro, es sólo uno de los muchos comportamientos que los perros callejeros han llegado a aprender, para poder sobrevivir en el infierno creado por el hombre.

“La calle es dura y se trata de la supervivencia del más apto”, dice Poyarkov. “Estos perros, son muy inteligentes, incluso saben más de la gente de lo que la misma gente conoce de ellos”.

Poyarkov comenta que sólo una pequeña fracción de los perros callejeros ha descubierto la manera de desplazarse por el laberinto que es el metro de Moscú.

“Lo más impresionante acerca de estos perros”, dice un alumno de Poyarkov, Alexei Vereshchagin, “es su capacidad para hacer frente a los fuertes ruidos del Metro y a las grandes multitudes que en él se congregan, unas distracciones que los perros domesticados a menudo son incapaces de manejar”.

“Es estresante, incluso para las personas inmersas en medio de una multitud”, dice. “Los perros se agazapan y así nadie los ve. Cualquiera puede pisarlos. Pero parecen estar acostumbrados a ello”.

Seguimos a una perra callejera en la estación Kievskaya. Apenas pudimos hacerlo, mientras esta se colaba tranquilamente por entre las piernas de los bulliciosos viajeros a su alrededor, para hacer un viaje en la Línea Koltsevaya.

Una vez a bordo, se acomodó en el suelo entre los pies y las piernas de la gente, hasta dormitó un poco. De vez en cuando, se desperezaba para entablar lo que parecía una breve conversación con algún humano simpático.

Parecía como si sintiera que aquellos espacios tan estrechos no escondieran ninguna amenaza para ella.

El autor, Eugene Linden, que ha escrito sobre la inteligencia de los animales durante más 40 años, sostiene que los ingeniosos perros callejeros de Moscú son sólo una muestra de los miles de ejemplos grabados, de animales salvajes y domesticados, que manifiestan lo que la gente podría llamar pensamiento consciente y razonamiento, abierto y flexible.

Linden, cita una gran variedad de criaturas que van desde orangutanes cautivos y nutrias que con frecuencia y con picardía “comercian” con sus cuidadores. A un gato británico famoso por tomar regularmente el autobús y a una ardilla de Oklahoma, que se convirtió en todo un referente local, cuando la gente notó que la misma obedecía regularmente las señales de tráfico al cruzar una calle muy transitada.

“Ellos están averiguando lo que somos y cómo pueden jugar con el sistema para trabajar en su propio provecho”, agrega Linden.

Se ha visto también a los perros callejeros de Moscú obedecer los semáforos, dice Vereshchagin. Él y Poyarkov, comentan como los perros callejeros han desarrollado una gran variedad de técnicas para obtener alimentos en la salvaje metrópolis.

En este sentido, la más utilizada de las tretas “positivas”, es su capacidad de seducción, sobre todo a mujeres y niños que se sientan en bancos de los parques a comerse un aperitivo, colocándose junto a ellos con ojos tiernos y quejidos suaves. Propiciando así, en la mayoría de las ocasiones, que sea el perro el que acabe con buena parte del festín.

Han podido observar, como una manada envía al miembro más pequeño y tierno de la misma en busca de alimentos. Aparentemente, se percatan que este va a tener más éxito en la mendicidad que sus contrapartes más grandes y menos atractivos.

Otro truco que los investigadores afirman haber observado, es el de “ladrar y robar”: un perro, de pronto salta y ladra detrás de una persona en la calle que está sosteniendo un bocadillo. Basta con una pequeña sorpresa para que la comida caiga y el canido hulla con ella tras recogerla velozmente del suelo.

Según A. Poiarkov, del Instituto de Ecología y Evolución de Moscú, lo destacable de esta habilidad es que los animales parecen saber quién se va a asustar y a tirar su comida y quién no, dejando pasar de largo a estos últimos, a los que se acercarán con otro tipo de tretas diferentes.

Han desarrollado, por tanto, además de sus nuevas habilidades de orientación y control del tiempo y del espacio, un sexto sentido, o una serie de habilidades psicológicas que les permiten minimizar los fracasos percibiendo la intencionalidad y la sensibilidad de las personas, utilizando una treta u otra dependiendo de la situación y de la persona de la que esperan conseguir algo.

La hembra que seguimos en la línea de Kievskaya, parecía a gusto mientras viajaba con toda esa gente a su alrededor, y con razón: los perros callejeros del metro de Moscú incluso tienen su propia estatua en la estación de Mendeleyevskaya.

Conmemora a Malchik, un perro callejero que vivió allí hasta el año 2002, cuando fue apuñalado por la modelo de pasarela, Yulia Romanova, a quien no le gustó cómo Malchik ladró a su terrier. La modelo fue arrestada, juzgada y sometida a un año de tratamiento psiquiátrico. La cruenta historia, fue correspondida por un manantial de simpatía hacia los perros callejeros de Moscú. Los moscovitas, indignados, erigieron la estatua. Ahora, los transeúntes frotan a su paso su brillante nariz de bronce en busca de un poco de buena suerte.

A pesar de esta admiración pública por los perros callejeros y sus habilidades de supervivencia, muchos moscovitas todavía ven en las decenas de miles de perros sin hogar un gran problema.

“Tenemos que resolverlo”, comenta Anastasia Markina de la Alianza por los Derechos Animales de Moscú. “Ellos no son culpables de haberse quedado sin hogar. Debemos resolver este problema de una manera humana”.

Ha habido campañas de esterilización, y las perreras de la ciudad se las arreglan para conseguir rescatar algunos perros callejeros, pero todo ello ha surtido poco efecto sobre la población callejera en general.

Vereshchagin, piensa que los residentes de Moscú tienen que aceptar los perros como parte de la vida en su ciudad.

“En realidad no es fácil eliminar por completo a los perros de las calles”, dice. “Creo que tendremos que aprender a vivir con ellos”.

Una cosa si es cierta, los perros callejeros de Moscú, incluyendo aquellos que utilizan el metro, ya han hecho mucho por la convivencia pacífica con los humanos que les rodean.

This Is A Developing Story
ESPECIALES